Visita a los restaurantes de carne de perro en el norte de Sumatra (Indonesia)

Unos 20 millones de indonesios comen carne de perro, lo que representa un 7% de la población. Indonesia es un país mayoritariamente musulmán, por lo que la mayoría de indonesios considera tanto el consumo de cerdo como de perro como “haram”, es decir, prohibido por la religión. Hay zonas del país (donde se encuentran minorías étnicas y religiosas) en las que el consumo de carne de perro es tan normal como el de pollo, cerdo, vaca… En el lago Toba pudimos conocer la existencia de los Batak, un grupo étnico originario del norte de Sumatra. Los misioneros cristianos llegaron a estas tierras, extendiendo el cristianismo entre los Batak. Actualmente, los Batak son un pueblo mayoritariamente cristiano, por lo que para ellos, el consumo de carne de perro y cerdo no solo no está prohibido por su religión, sino que también es parte de su cocina.



Zona de Sumatra donde los Batak representan una parte importante de la población

La primera vez que escuchamos sobre los restaurantes donde se cocina perro y/o cerdo fue en Berastagi (no confundir con Berastegi, en Guipuzcoa). El hijo del dueño del hostal, que nos hizo de guía, nos advirtió que no entrásemos en ningún restaurante si veíamos anunciado “B1” o “B2”. Nos explicó que B2 hace referencia a las dos B que tiene la palabra “babi”, que significa “cerdo”. Y B1 hace referencia a la B de la palabra “biang”, es decir, “perro”.

Uno de nuestros argumentos cuando hablamos con personas no veganas, para intentar que empaticen con animales como el cerdo, es afirmar que estos, como los perros, tienen sentimientos, siendo incluso más inteligentes que estos últimos. Es solo por nuestra cultura que consideramos una bestialidad maltratar a un perro pero en cambio tenemos normalizado, incluso, ver el cuerpo de un cerdo lechón (cerdo de entre dos y seis semanas, que aún no ha sido destetado) en la bandeja de un supermercado, cuando si se tratase del cuerpo de un perrito cachorro la mayoría no podría ni mirar.
 
Cochinillos congelados en un supermercado

Lo mismo que considerar a un perro como un individuo con su propio carácter y en cambio a un cerdo como un producto de consumo cualquiera, al que hemos desprovisto de su propia identidad (encontrarlo en el supermercado dónde compramos también pasta, verdura o garbanzos , por poner un ejemplo, hace que lo veamos como un producto más, como a otros animales).

La idea de que había gente en la misma ciudad donde estábamos nosotros comiendo perros se nos quedó en la cabeza. Cuantas veces habíamos esgrimido el argumento de que considerábamos a los perros y a los cerdos iguales. Pero en cambio, el imaginarme a gente matando y cocinando perros me revolvía el estómago, lo que me llevó a darme cuenta que, si bien racionalmente lo creía firmemente, ¡cuánto estaba influenciado por mi propia cultura y costumbres!

Ese mismo día, cogíamos un bus de Berastagi a Medán, la capital de Sumatra. Durante el viaje, mientras el bus salía de Berastegi, buscamos en google maps por “B1 restaurant”. 
 
Restaurantes B1 en los alrededores de Berastagi
 
Nuestro bus pasaría por al lado de un restaurante B1, donde se comía perro. Tenía curiosidad, ¿cómo sería la gente en el interior del restaurante? ¿Habría familias comiendo allí? Miramos las fotos del restaurante en google maps, vemos una barbacoa, dos personas asando y al lado un cuerpo de un perro colgando al que solo le queda la piel y la cabeza. 
 

Pienso en cómo reaccionaría la gente en “occidente” al ver esa foto en las redes . Y luego se me viene a la cabeza la imagen, colgada por un familiar, del cuerpo entero de un cordero decapitado abierto por la mitad.. Se conoce como “cordero al palo”, un plato típico de la patagonia chilena. Me imaginaba compartiendo en la misma red social la foto del cuerpo del perro, preguntándome cuál sería la reacción de mis contactos. ¿Me cerrarían la cuenta? ¿Hasta dónde llegaría la doble vara de medir condicionados por nuestra propia cultura y costumbres? ¿Podemos hacer campañas para defender que no se maten perros para comer (como ya se han hecho, muchas veces desde occidente), por ejemplo, mientras nosotros comemos otros animales como el cerdo?
 
Estábamos en nuestro viaje en autobús a Medan. Llegamos a nuestro destino, y empezamos a informarnos más sobre el tema. Leemos que los restaurantes Batak que sirven perro y/o cerdo se encuentran en la calle Jamin Ginting, a las afueras de la ciudad. Una búsqueda por Google Maps nos permite localizar varios restaurantes B1 en Medan, la gran mayoría en esa calle. 
 
Localización de restaurantes B1 en Medán
 
Habíamos leído sobre perros vendidos por dueños que se quieren deshacer de ellos, de perros robados… todos ellos vendidos a 2-3 euros por kilo. En un artículo de Vice se explicaba que los perros eran apaleados hasta la muerte. Tanto la carne de perros como la de cerdo se suele servir con una sopa de sangre, incluso a veces la carne se cuece en la propia sangre del animal. Por lo que es importante que el animal muera sin perder sangre. Nuestro guía nos había explicado que había visto, al pasar por delante de un restaurante B1, un perro matado de esa manera. Leía los comentarios de los restaurantes B1 y me repugnaba como se puntuaba al restaurante en función de si el dueño era simpático o si la carne estaba más o menos buena ¡¿cómo no pueden empatizar con lo que están comiendo!? ¿cómo no pueden pensar en el perro que se están comiendo?!. Luego me pregunto a mi mismo, ¿por qué reacciono así si no me ocurre lo mismo cuando se trata de un restaurante que cocina vaca, cerdo, pollo, pato…? Y pienso en todas esas personas que nos han llamado alguna vez extremistas, intolerantes… por no aceptar el consumo de animales en nuestra casa. En cambio, serían ellos capaces de entrar en esos restaurantes y sentarse en la mesa con gente comiendo perros? ¿Serían capaces de mirar esa carne? ¿Aceptarían el consumo de perro en su casa? ¿Qué pensarian si los llamasen intolerantes por no aceptarlo? Estoy seguro que much@s de vosotr@s iríais más allá y no os sentaríais en una mesa donde de sirviera perro ¿verdad? En cambio os parecería radical y extremista si un vegano hiciera exactamente lo mismo, cambiando el perro, por ejemplo, por un cerdo. 


No podía dejar de pensar en como mi mente y mi cuerpo reaccionaba al pensar en los restaurantes B1. ¡Si para mi un cerdo es igual que un perro. Me di cuenta que una cosa es pensarlo racionalmente y otra cosa es sentirlo. Y ahí es cuando decidí que tenía que ir allí, tenía que enfrentarme a ello y, además, documentarlo para explicarlo. Igual serviría también para que otros vean sus propias contradicciones. Por otra parte, me preguntaba si me sentiría mal por no hacer nada por salvar a los posibles perros que pudiera ver en las jaulas de esos restaurantes.

Cogí la cámara y un taxi hacia la calle Jamin Ginting. Saco el tema con el taxista, quien resulta ser musulmán. Me pregunta si quiero ir allí a comer cerdo. Le explico que soy vegetariano y me hace un gesto de aprobación con el pulgar. Luego, veo como utiliza el traductor de Google para intentar preguntarme cuál es mi propósito entonces. Me adelanto e intento, usando también el traductor, explicárselo en indonesio. Creo que lo entiende, pues me vuelve a hacer el mismo gesto de aprobación.

30 minutos después, llegamos a la calle. Voy con mi pesada y voluminosa cámara reflex que se ve a tres calles de distancia. ¿Cómo reaccionarán cuando entre a los restaurantes B1? ¿Qué pensarán del occidental que viene a hacer fotos? ¿Quizás piensen que vengo por simple curiosidad? ¿O quizás para denunciarlo? Me gustaría explicarles que lo hago más por mi y por la gente de mi país, quienes seguramente les genere rechazo por tratarse de perros y no de otro animal de consumo. Pero igual es demasiado complicado para hacerlo en indonesio. Así que mejor hacerse pasar por un simple curioso. ¿me querrán dar carne de perro para que lo pruebe? ¿qué pasará cuando lo rechace?...

No me ayuda mucho el que en la calle la gente me empiece a pedir que les haga fotos. Supongo que un tipo de casi dos metros con cara de extranjero y una cámara de dos kilogramos no pasan desapercibidos. Hago las fotos a la gente que me las pide, entablo conversaciones, todo intentando parecer lo más natural e integrado posible.
 
Estos conductores de tuktuk querían una foto juntos

La gente aquí me parece igual de simpática que en el resto de Sumatra. Nada es diferente. ¿Cómo pueden hacer vida normal sabiendo que por aquí están matando y comiendo perros? Otra vez aparece mi propio sesgo. Están haciendo la misma vida normal que en otras partes donde comen otros animales. ¿De qué me extraño?

Empiezo a caminar y al no ver B1 por ningún sitio, cojo una calle perpendicular para ir directo a uno de los que aparecía en Google Maps. Paso por delante y miro disimuladamente. Con menos disimulo me están mirando los que allí comen. Camino un poco más y doy la vuelta. Hago una foto al restaurante. Rumah Makan B1 pone en el cartel. Rumah (casa), Makan (comida): Ruma Makan, así llaman a los restaurantes. Restaurante de carne de perro. Bandar Meriah está escrito abajo, supongo que el nombre del restaurante.
 
Ruma Makan Bandar Meriah

Obviamente me han visto hacer la foto. Me animo y entro. Allí hay bastante gente comiendo. Cruzo todo el comedor y voy hasta una especie de cocina. Allí una chica está sacando carne con huesos de una olla gigante.

Cocinando cocido de perro

No sé muy bien qué dije ni qué pregunté. Supongo que me preguntarían de dónde era entre otras preguntas típicas. Sí sé que escuché unos ladridos que venían del patio trasero. Pregunté si podía ir a mirar, a lo que, ante mi sorpresa, me dijeron que sí. Luego pensé que mi sorpresa era, una vez más, un resultado de mi propio sesgo. Para ellos sería tan normal tener unos perros allí enjaulados como unos pollos o unos cerdos. Quizás estarían más preocupados en lo que iba a pensar por las condiciones higiénicas en las que tenían “la comida” (los perros) que no por el hecho de tener unos perros enjaulados para comer. Saco la cámara para grabar un vídeo, cuando pasa por mi lado un chico que llevaba unos platos que acababa de limpiar de camino a la cocina. Le saludo fingiendo la máxima naturalidad posible. En una especie de jaula se encuentran dos perros pequeños. ¿de dónde habrán salido? ¿habrán sido alguna vez mascotas de alguien?. Hago un vídeo rápido y vuelvo adentro. 

 


Como era de esperar, me ofrecen comer, a lo que soy sincero y digo que no como carne. Quizás eso juegue en mi favor, al menos no pensarán que estoy allí para criticarlos por comer perro al tener, yo, la misma consideración por todas las carnes y animales. Hago fotos, a ellos parece no importarles. Un simple turista haciendo fotos, supongo. Hago fotos al asador. Luego al comedor, donde los clientes sonríen y saludan a la cámara. Desde su punto de vista, ellos están comiendo perro como podrían estar comiendo cualquier otra cosa. Salí de allí intentando no pensar en los pobres perros que se quedaban allí. 

El asador

Y los clientes

Volví a la calle principal y seguí bajando. Había leído en el artículo de Vice que paseando por esa calle se podían oír los ladridos de los perros enjaulados en los patios traseros de los restaurantes. Pero allí no escuchaba más que los coches y las motos. Entro a un segundo restaurante, en este caso uno que hacen tanto B1 como B2 (cerdo),

RM JEJEJE donde se sirve cerdo y perro

En el restaurante se encuentra toda la familia que lo regenta. Para mi sorpresa, el padre habla algo de inglés. Intento entablar una conversación para obtener respuestas a las dudas que aún tenía. ¿de dónde salen los perros? Le pregunto por el significado del nombre del restaurante “Jeje” (no es que me esté riendo, así se llamaba). Creo que le entendí que significaba “niño, hijo” o algo así, ya que señaló a su hijo y algo dijo en ese sentido. Luego de unos minutos, le hago la pregunta. Me asegura que los compra en el mercado. Me acordé que, yendo en el bus, en esa misma calle, unos kilómetros más abajo, habíamos pasado por un mercado donde vi una señora con perros en una jaula. Así que podría ser ese mismo mercado. Le pregunté cuántos perros cocinaba por día, a lo que esquivó mi pregunta diciéndome que acaban de abrir el restaurante (supongo que dando a entender que casi no tenían clientes aún). 

La familia porpietaria del "JEJE".

Delante nuestro está la típica vitrina que tienen todos los restaurantes en Sumatra (no sé si en toda indonesia), en la que está expuesta la comida. Veo dos bandejas con carne con aderezo, le pregunto si alguna de ellas tiene carne de perro. Duda un poco para diferenciar la de cerdo con la de perro. Al final me indica cual es cual. A lado de las bandejas hay unos trozos de carne de perro. En la vitrina, la lista de platos y bebidas. 

La carta del "JEJE"

Trozos de carne de pero

Hablamos un poco sobre el pueblo Batak, sobre el lago Toba, hago un par de fotos de ellos y me voy. Me resulta entrañable la familia con su restaurante recién abierto, lo que choca con la idea de que maten y coman perros.

Sigo caminando por la calle. Tengo que caminar bastante más de lo que imaginaba para encontrar otro B1. Al final llego al Inganta Man, un RM (restaurante) B1. Al entrar me llega todo el humo de la carne que está en el asador. Al ser un RM exclusivo de B1, no hay lugar a dudas de que es perro lo que se está asando. Acabo preguntando allí si tienen perros, señalando al patio interior. El señor me hace un gesto indicando que ya lo/los mataron. No parecen tan amigables, no entienden mucho que hago allí si no voy a comer. Hago unas fotos al asador (al que está asando me refiero), una de la entrada, para no olvidarme del nombre del restaurante, y me voy.
 
Exterior del Vio Inganta Man

 
El asador

Otro restaurante, esta vez de perro y cerdo. Hago una foto a la entrada, y una mujer, que parece la dueña, sale a posar, riendo, animando a otra, que barría, a posar con ella. En ese momento, veo una tercera mujer a la que sigue un perrito con correa. Se dirige al restaurante, por lo que pienso inmediatamente que va a vender su perro. Por suerte entra para decir algo a alguien y sale, el perrito no llega ni a entrar y ambos siguen juntos el paseo. ¿Qué pensará una persona que tiene como mascota un perro de que se coma allí perro? 
 
La señora quería posar con su amiga 



El menu del "Bintang Patricia"
 
Me invitan a entrar, y allí están las dos hijas de la señora que posaba. Quieren hacerse fotos conmigo, y parece que quieren que hable con una de las hijas, la mayor, que se tapa la cara de la vergüenza. Pregunto qué comen. “Ikan”, pescado, responden. Les pregunto si le gusta el cerdo (para disimular) “Saya suka babi? y el perro “Saya suka biang”. Todas responden a ambas preguntas con “Suka”, es decir, que si. Intento preguntar cosas sobre el consumo de perro, pero están más interesadas en hacerse selfies con el extranjero. 
 
Madre e Hija
 
Veo un perro estirado en el patio interior. Lleva collar y parece tranquilo. Pienso en preguntar por él. ¿pensarán que soy una bestia si les pregunto si ese perro es comida, si resulta ser una mascota? ¿esta gente que come perro, tiene un perro como mascota? Hago la pregunta. Señalo al perro y pregunto “makanan?” (comida) y contestaron que no. Creo recordar que rieron. No vi manera de reconducir de forma natural los selfies y sus risas a mis preguntas, así que me despedí.
 
El perro parecía ser mascota y no comida

Por último, antes de coger el taxi de vuelta, paso por delante del RM Meciho, que anuncia que sirve carne de perro con la cara de de un bonito Golden Retriever sacando la lengua. Dudo que esa foto la hicieran para promocionar la carne de perro.
 
Cartel anunciando carne de perro con la imagen de un Golden Retriever.

Cojo el taxi de vuelta, que resulta ser, como el primer taxista, musulmán.



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